Son pequeñas restauraciones o aditamentos temporales colocados en ciertos dientes para modificar la forma en que la mandíbula cierra al morder.
Se usan para:
- Desprogramar la mordida, aliviando contactos prematuros o desiguales.
- Reducir el desgaste dental y el dolor en casos de bruxismo o disfunción temporomandibular.
- Facilitar tratamientos de ortodoncia o rehabilitación al estabilizar la oclusión.
Funcionan como una especie de “cuña” que ayuda a corregir la relación entre los dientes superiores e inferiores, mejorando la función y disminuyendo molestias.
